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Carta de Lectores | No Somos Boludos

Desde el inicio de la campaña, el Municipio vuelve a repetir la misma práctica de siempre: mostrarse activo en período electoral para simular un “Estado presente”. Creen que la juventud es la misma de hace décadas y que esos métodos siguen funcionando. No entienden que sabemos lo que pasa: la vieja política perdió efecto en un contexto donde la batalla cultural está instalada.

Nos damos cuenta cuando disfrazan actos partidarios de eventos educativos e inauguraciones; cuando un profe deja la imparcialidad de lado y baja línea en clase; cuando aparecen netbooks destinadas justo a quienes ya pueden votar; cuando de repente aparece la maquinaria de la obra pública en cada cuadra. Nos subestiman.

Apropiarse de causas nobles para convertirlas en banderas de campaña es una forma burda de manipulación. Se las presenta como gestos de bienestar colectivo, pero no son más que estrategias torpes para arañar un voto, apelando a la mentira y a la pena. Un mecanismo cobarde que revela más desesperación que compromiso.

El oportunismo es tan evidente que roza lo obsceno: con la misma rapidez con la que aparecen en campaña, desaparecen después de la elección. Y los jóvenes lo vemos. Vemos con disgusto esa hipocresía, esa ambiciosa intención disfrazada que se encuentra en cada discurso y rincón de nuestra ciudad.

El ejemplo más claro es la obra pública. Calles que llevan años en mal estado son asfaltadas de golpe; obras innecesarias aparecen como prioridades; proyectos improvisados, ineficientes e inconclusos se suceden una y otra vez.

En 2023, Kicillof inauguró la primera etapa de la Escuela Técnica. Fueron los propios alumnos quienes tuvieron que arreglar los errores de infraestructura e instalación. Hoy anuncian una segunda etapa con un presupuesto aún mayor. Esta vez no queremos las cosas a medias: que la planificación, la responsabilidad y la continuidad sean parte de la gestión.

Otro caso es el Punto Joven, anunciado como un espacio para la juventud, pero que nunca cumplió esa función. Pasó de estar vacío y abandonado, rehecho, a convertirse en plena campaña, en un supuesto centro universitario. Ese cambio evidencia la falta de escucha: improvisan, experimentan y gastan. Pero, si el dinero fuera de ellos, ¿lo usarían con la misma despreocupación?

No rechazamos la inversión: la celebramos cuando responde a necesidades concretas y se piensa con la comunidad. Pero gestionar no es un favor: es la obligación básica de cualquier gobierno. Cada obra se financia con el esfuerzo de los contribuyentes, y no se trata de agradecer sino de exigir que se cumpla con responsabilidad, transparencia y continuidad.

No somos una generación ingenua ni fácilmente manipulable.

Nos informamos, cuestionamos relatos y formamos nuestra propia mirada. No necesitamos que nos digan a quién apoyar ni a quién rechazar: lo decidimos solos, porque ya aprendimos a ver detrás de las escenografías de campaña.

Les tocó otra época.

No somos boludos.

Escrito por: Elisa Dammig Iglesias, Inés Peiretti y Lisandro Benítez

Firmado por: Amparo Reyes, Ana Chaparro, Belén Dell Orso, Catalina Aguerre, Emilia Von Saldern, Félix Loos, Franco Fernández, Gonzalo Arambel, Jazmín Mohamed, Juana Espada, Juanita Doartero, Lara Beheran, Lara Izarriaga, Lautaro Lacaze, Lourdes de la Torre, Lucas Garabento, Maria Saint Martín, Martín Pirozzolo, Mateo Dell Orso García, Salvador Caporale, Thiago Mendizabal, Tobias Antonio, Tomás Colantonio, Tomás Clark, Tomás Lardizabal,  y Valentina Dalla Via.

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